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News El futuro está hecho de acero verde

La producción de acero es responsable del ocho por ciento de las emisiones de CO2 de todo el mundo. ¿Existen procesos de fabricación respetuosos con el medio ambiente? Dos expertos lo saben.

Nuestro mundo se basa en el acero. Desde los edificios y los tendidos eléctricos hasta la industria de la automoción y la construcción naval, pasando por la tecnología médica, de oficina e informática, no hay ámbito de nuestras vidas que no contenga acero en una forma u otra.

«El acero tiene miles de aplicaciones», afirma Wilfried Liegard, miembro de un equipo de investigación de Bystronic.

El acero ofrece muchas propiedades diferentes: puede ser tan rígido como flexible, absorbente o elástico, fácil de moldear o dimensionalmente estable. Además, la disponibilidad de mineral de hierro en nuestro planeta es casi inagotable. «Nuestro mundo está compuesto de acero», declara. 

Grandes emisiones

El hambre de acero no hace más que crecer: en los últimos 50 años, la producción de acero prácticamente se ha multiplicado por seis. Según worldsteel.org, en 2022 se produjeron más de 1800 millones (!) de toneladas de acero, dos tercios de ellas en China. Por tanto, la producción de acero tiene una influencia decisiva en la consecución de los objetivos climáticos. A nivel mundial, la producción de acero representa aproximadamente el ocho por ciento de las emisiones de CO2; en Europa, este porcentaje es del cuatro por ciento. En los procesos de producción clásicos, por cada tonelada de acero se producen simultáneamente 1,8 toneladas de CO2. O, como señala Christian Leinenbach, experto en metales del instituto de investigación Empa y profesor de la EPFL: «En realidad, se trata de un proceso de producción de CO2. El acero pasa por ser el subproducto resultante».

«Nuestro mundo se basa en el acero.» 

Wilfried Liegard, Manager de Visión Global de Tecnología

Fabricado con energía renovable

Al igual que en otros ámbitos de la vida, en la industria siderúrgica crece la presión para lograr la neutralidad climática. Pero, ¿cómo hacerlo? La palabra mágica es acero «verde», libre de combustibles fósiles; es decir, aquel acero cuya producción emite la menor cantidad posible de CO2 a la atmósfera. Christian Leinenbach enumera varias formas de conseguirlo. Por un lado, se puede eliminar el oxígeno del mineral con hidrógeno en lugar de carbono. «La reacción con hidrógeno no produce arrabio, sino más bien un granulado poroso», afirma. A continuación, puede transformarse en acero en el horno de arco eléctrico utilizando electricidad: su demanda energética es menor que la del alto horno. Eso sí, cabe destacar lo siguiente: la electricidad para el horno de arco y la producción de hidrógeno debe proceder de fuentes de energía renovables..

Necesidad de grandes inversiones

Sin embargo, el acero verde aún no se produce en grandes cantidades. La empresa sueca SSAB va en cabeza, aunque su capacidad de producción total de poco menos de nueve millones de toneladas, es un pez pequeño en el estanque: el gran productor de acero China Baowu Group produjo más de 115 millones de toneladas en 2020, mientras que Arcelor Mittal obtuvo 78,5 millones de toneladas. 

«El mayor reto que tenemos por delante se encuentra en la escalabilidad de la producción», comenta Liegard. El cambio requiere grandes inversiones; según sus cálculos, alrededor de mil millones de dólares estadounidenses en cada empresa siderúrgica.

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